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La OCDE hace un llamado para apoyar específicamente a las personas vulnerables, al constatar que la guerra está comprometiendo la recuperación mundial

 

17/03/2022 - 

 Siga la retransmisión de la conferencia de prensa

La OCDE hace un llamado para apoyar específicamente a las personas vulnerables, al constatar que la guerra está comprometiendo la recuperación mundial.

 

La guerra de Rusia contra el pueblo de Ucrania ha abierto un episodio sumamente inquietante para el mundo. Miles de personas han muerto y millones están huyendo de la guerra. Más allá de la catástrofe humanitaria que se está viviendo, los daños económicos ya se están dejando sentir en todo el mundo y corren el riesgo de agravarse.

 

En su primera evaluación de las Repercusiones económicas y sociales e implicaciones para las políticas públicas de la guerra en Ucrania, la OCDE afirma que la invasión rusa del 24 de febrero de 2022 ha provocado una crisis humanitaria en Ucrania, destruyendo vidas, hogares e infraestructuras, al tiempo que ha puesto en entredicho la fuerte recuperación económica mundial tras la pandemia de COVID-19. 

 

En este contexto de incertidumbre, la OCDE estima que el crecimiento económico mundial de este año será más de 1 punto porcentual inferior como consecuencia de este conflicto, mientras que la inflación, que ya se encontraba en niveles elevados a principios de año, podría aumentar en cerca de 2.5 puntos porcentuales adicionales a nivel mundial agregado.

 

Unos tres millones de personas han huido ya de Ucrania, y se prevén más flujos de refugiados en las próximas semanas. En Europa, esta cifra es muy superior a la registrada en la reciente crisis de los refugiados sirios. Aunque hasta ahora la mayoría de los flujos de refugiados se han distribuido entre los países vecinos, la OCDE está haciendo un llamamiento a un mayor esfuerzo de solidaridad por parte de la UE para hacer frente a este reto.

 

Los precios de las materias primas han subido mucho. Rusia y Ucrania representan conjuntamente alrededor de un tercio de las exportaciones mundiales de trigo y son importantes productores de fertilizantes y metales utilizados en la industria, como el níquel y el paladio. Las perturbaciones en el suministro de trigo, maíz y fertilizantes amenazan con aumentar el hambre y la inseguridad alimentaria en todo el mundo. La subida de los precios de los metales podría afectar a un amplio espectro de sectores, como el aeronáutico, el automovilístico y el de fabricación de semiconductores (chips).

 

Dado que Rusia suministra alrededor del 16% del gas natural y el 11% del petróleo del mundo, los precios de la energía se han disparado de forma alarmante. Europa, en particular, depende considerablemente del gas y el petróleo de Rusia. Los precios del gas al contado en Europa son ahora más de diez veces superiores a los de hace un año, mientras que el coste del petróleo casi se ha duplicado en el mismo periodo. El súbito incremento de precios perjudicará a los hogares y trastocará la producción de bienes y servicios en todo el mundo.

 

En la presentación de la evaluación, el día de hoy, Mathias Cormann, Secretario General de la OCDE, afirmó: "La contracción del abastecimiento de productos básicos resultante de esta guerra está agravando las perturbaciones de la cadena de suministro provocadas por la pandemia, y esto probablemente supondrá un perjuicio para los consumidores y las empresas durante algún tiempo. En cuanto a la respuesta del mercado y la formulación de políticas públicas, debemos mantener la cabeza fría. Necesitamos medidas sensatas a corto y a largo plazo".

 

Asimismo, señaló: "La UE depende en gran medida de Rusia para su abastecimiento energético. La UE importa de Rusia el 27% del petróleo crudo, el 41% del gas natural y el 47% de los combustibles sólidos que utiliza. Harán falta varios años para corregir totalmente esta dependencia y conseguir la seguridad energética en Europa, pero es preciso empezar a actuar ya.”

 

"En estas circunstancias extremas a las que se enfrenta el mercado europeo de la energía, insto encarecidamente a que se reexaminen con amplitud de miras los marcos de política vigentes, incluyendo un replanteamiento que permita determinar una estructura y diseño del mercado más adecuados para garantizar la seguridad y la asequibilidad de la energía, sin perder de vista el cumplimiento de los objetivos climáticos", añadió. 

 

Laurence Boone, Economista en Jefe y Secretaria General Adjunta de la OCDE, declaró: "Justo cuando la economía mundial parecía estar saliendo de dos años de crisis provocada por la COVID-19, estalla en Europa una guerra brutal y devastadora. Por el momento, ignoramos cómo se van a desarrollar los acontecimientos, pero sí sabemos que la recuperación mundial se verá castigada y que la inflación aumentará aún más.

 

También constatamos que esta guerra ha puesto en marcha fuerzas de desglobalización que podrían tener efectos profundos e imprevisibles. Las políticas públicas están llamadas a desempeñar un papel crucial en el restablecimiento de parte de la certidumbre y la seguridad que hemos perdido".

 

Según la OCDE, si bien los vínculos comerciales y de inversión con Rusia de las economías avanzadas de la región de Asia-Pacífico y de América son menos fuertes que los de Europa, y a pesar de que algunas de esas economías son importantes productoras de materias primas, el crecimiento en estas regiones se verá afectado de todos modos por el debilitamiento de la demanda mundial y el impacto que la subida de precios tendrá en los ingresos y el gasto de los hogares. 

 

En aquellas economías de mercados emergentes que son grandes importadoras de materias primas se prevé un impacto negativo más pronunciado. Se estima que allí el aumento de los precios de los alimentos y de la energía hará subir la inflación en mayor medida que en las economías avanzadas. La amenaza de escasez de cereales, en particular, subraya la necesidad de garantizar la fluidez del comercio. 

 

Según la OCDE, ante semejante conmoción del lado de la oferta, la política monetaria debe seguir centrada en garantizar expectativas de inflación bien ancladas e intervenir, si fuera necesario, para asegurar el buen funcionamiento de los mercados financieros. 

 

Entre los gastos prioritarios más urgentes de los gobiernos se encuentran los relativos a la asistencia a los refugiados en Europa, mientras que se precisan medidas fiscales temporales, oportunas y debidamente definidas para amortiguar el impacto inmediato de la crisis sobre los consumidores y las empresas. 

 

La OCDE considera que las transferencias temporales de efectivo destinadas a los consumidores vulnerables pueden servir eficazmente para mitigar el impacto de las subidas de los precios de la energía. Otro tipo de medidas pueden estar menos centradas en los que realmente necesitan ayuda o pueden provocar distorsiones contraproducentes. Conforme se vaya superando la situación de extrema urgencia, estas medidas deberán ser revisadas.

 

Según la evaluación de la OCDE, medidas fiscales muy selectivas por un monto equivalente a unos 0.5 puntos porcentuales del PIB podrían suavizar considerablemente el impacto económico de la crisis sin aumentar la inflación de forma sustancial.

 

En la evaluación se indica que la guerra ha recalcado la importancia de minimizar la dependencia de Rusia en cuanto a importaciones clave, de diversificar las fuentes de energía y de acelerar la transición energética, abandonando los combustibles fósiles mediante una mayor inversión en energías renovables.

 

Repercusiones económicas y sociales e implicaciones para las políticas públicas de la guerra en Ucrania está disponible en línea. Las consultas de los medios de comunicación deben dirigirse a la Oficina de Prensa de la OCDE (tel. +33 1 4524 9700).

 

La OCDE es un foro de política global que colabora con más de 100 países y promueve políticas para preservar la libertad individual y mejorar el bienestar económico y social de las personas en todo el mundo.

 

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